Esta poesía no es mía. Su autor es Marcos que gentilmente me ha dejado compartir su poesía en este blog. Estas sus palabras, cuando uno busca el amor de verdad, no se entretiene en absurdas apariencias. Lo que realmente quiere y desea, es poder estar y entregarse por completo a su otro yo. El verdadero, el que siempre tiene algo que ofrecer, y algo que reclamar.
Si sus manos amarrasen el cáliz junto a las mías.
Si se atreviese a beber y compartir junto a mí el
sabroso y sagrado elixir del amor conmigo, y ser
uno conmigo...
¿Qué más podría desear mi alma y mi corazón?
que prisionero bajo un gélido ataúd
a causa de un satírico conjuro, lo encerró apartado
de la senda del más hermoso de los sentimientos.
Ahora, reforzado y poderoso, al haber encontrado
por fin su par, de ese frágil y del más exquisito de
los sueños, nunca desearía llegarse a apartar,
puesto que no solamente le ofrece luz, calor, confort.
Es algo más.
Algo que muchos ansían y pocos logran.
Encontrar su igual, su todo.
Por eso mismo, imploro a los Dioses que a ella le haga llegar mi mensaje.
A ella y a nadie más. No deseo copias mejoradas de sí misma.
La deseo a ella, al natural.
Con sus errores y virtudes.
Con sus cálidas sonrisas y sombrías tristezas.
Su compañía y su lejanía.
Su cariño y su odio.
Porque todo ello, es gran parte del amor.
Lo bueno para amar,
lo malo para recordar que la amas de verdad.
La imagen es de un Kanji dibujado por Marcos.