Moiras que tejéis las idas y venidas
en la rueca de la humanidad.
Hilos invisibles que os llamáis, destino.
Cómo osáis, si quiera, a mirarme a la cara
sabiendo que mi amor, mi vida y mi locura
no escapan a vuestras manos.
He sido esclava de vuestros pensamientos,
hebra torcida en vuestras manos,
una mota de polvo en vuestros enredos.
Miles de años han pasado desde entonces,
cuando atrapada quedé en vuestra telaraña,
ambicionando tener junto a mi, a mi amado.
Lejos queda ya aquella vida,
en ésta, no me busquéis,
a no ser que miréis,
adelante, en la vanguardia,
donde me hallaréis viviendo mi camino,
sin miedo.
El destino está en mis manos,
soy quién dirige mi vida,
quién desea vivir en paz,
sabiendo,
que nadie más que yo
es la responsable de mi andar en esta vida.
La imagen está sacada de internet y desconozco quién es su autor.